Las rosas han demostrado ser un objeto de afecto, cariño, elegancia y tradición en un gran número de culturas a nivel mundial. Cada uno apreciando un tipo de rosa, una forma o un color particular. Sin embargo, existen características fundamentales de una rosa que la convierten en un producto de calidad.
La forma fundamental de las rosas podría asemejarse a la de un botón, un círculo alrededor del cual se organizan los pétalos de manera simétrica y
natural, formando casi un espiral perfecto. Es esencial que esta forma se mantenga, ya que dice mucho acerca del proceso de cultivo y cosecha.
Los pétalos son esenciales en lo que llamamos ROSAS, son los que la definen como tal, teniendo una textura particular, fría, sedosa y suave al tacto, mientras mantienen bordes regulares pero flexibles.
Una rosa puede tener hasta 60 pétalos ordenados alrededor de su botón, aquellos en la parte interna por lo generan parecen mantenerse juntos y cerrarse sobre su centro. Los que se encuentran en los bordes externos suelen abrirse y, en algunos casos, espiralarse hacia afuera.
El color de una rosa es uno de sus más interesantes atributos, existiendo una diversidad enorme de colores y tonos en cada variedad. Pueden tener uno,
dos y hasta tres colores diferentes en un mismo tipo de rosa, evocando sensaciones y significados únicos. Pueden existir rosas de casi todo color existente, dejando de lado los tonos negros y azules.
El aroma de las rosas por años ha sido su característica fundamental, adornando casas, construcciones y lugares, tanto por su atractivo visual como por el aroma del que impregnan a los espacios. Un olor profundo, suave y delicado, con un toque dulce y natural. Debido a la gran variedad que existe en la actualidad, sus aromas también han cambiado y tomado formas diferentes, siendo en casos más robustos y en otros, hasta un poco amargos.
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